arte

Sangre Pura

Un ensayo fotográfico que descubre el lado menos visible de los hipódromos de Palermo, San Isidro y La Plata

En el hipódromo de La Plata hay un túnel que conecta el vestuario de los jockeys con la pista. Es largo, angosto y sombrío y tiene un altar de la virgen María que se destaca y brilla en la penumbra  porque, como si viniera directamente desde el cielo,  un haz de luz lo ilumina.

Uno a uno pasan los jinetes que están a punto de correr y casi todos tocan, se persignan, besan o se detienen ante la imagen de la virgen. Piden, agradecen, saben que  cabalgar a 60 km por hora tiene sus riesgos. La escena es conmovedora y representa a muchas más que suceden diariamente en esta actividad repleta de emociones que es el turf. Pero está oculta, vedada al ojo del público.

 Por eso la fotoperiodista Silvana Boemo quiso hacer un reportaje que fuera capaz de dar a conocer todos esos momentos que suelen quedar al márgen de las carreras: «El turf es un mundo apasionante, inabarcable, es una industria muy diversificada donde el trabajo de muchas personas se une para llegar al resultado final que es una carrera. Justamente ese trabajo es el que quise valorizar desde la fotografía».

 La autora es Licenciada en Comunicación Social de la Unlam y trabajó en diversos medios gráficos, entre ellos diario Popular y diario Clarín donde fue fotógrafa durante casi 20 años: «En general, los medios de comunicación tradicionales centran su atención exclusivamente en la carrera, en la competencia deportiva y afuera de la pista el turf también es un espectáculo que merece ser visto y disfrutado por el público».

En «Sangre Pura» podemos ver desde un jockey rezando hasta un caballo con el agua al cuello. Podemos descubrir qué ocultan en el interior de sus cascos la mayoría de los jinetes para tener una protección extra y, tal vez, la más efectiva de todas. Podemos disfrutar la alegría de la victoria y admirar la dedicación del peón hacia su caballo, que todos los días recibe infinitos cuidados y atenciones. Pero lo mejor es que en cada foto podemos sentir el amor y la pasión que caracterizan a esta actividad y si lo que queremos es vivirlo, sólo hay que darse una vuelta por el hipódromo…