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Ya hay más de 15.000 pacientes de Covid tratados con suero equino

El medicamento elaborado en la Argentina fue aplicado en dieciséis provincias y CABA. Los últimos estudios revelan que es capaz de neutralizar las peligrosas variantes Manaos y Británica. También se observa un descenso en las derivaciones a terapia intensiva.

Aliados: los caballos nos siguen ayudando a luchar contra el Covid 19

(Última actualización 30/7/21)

A ocho meses de su aprobación provisoria por parte de la ANMAT, ya son más de 15.000 las aplicaciones de suero equino hiperinmune en pacientes de Covid entre severos y críticos, cubriendo 17 de las 24 jurisdicciones del país (16 provincias y CABA). Pero el dato más relevante es su cada vez más probada eficacia: según el último reporte del Plan de Monitoreo -finalizado el 31 de mayo-, el seguimiento sobre 3.160 pacientes durante los 21 días posteriores a la administración del suero permitió observar un descenso de las internaciones a un 15%, en contraposición a informes recientes sobre resultados con el uso de terapias similares, que oscilaron entre el 20 y el 35%.

El anterior dato alentador fue la probada eficacia del suero contra las cepas conocidas como “Manaos” y “Británica”. En el caso de la variante Manaos, los estudios del Instituto de Virología José M. Vanella, de la Universidad Nacional de Córdoba, confirmaron que la capacidad neutralizante fue mayor a 20.000, es decir un valor 100 veces superior al promedio observado en plasma de convalecientes y de personas que ya han sido vacunadas. Por su parte, el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad de San Martín concluyó que el suero tiene la misma eficacia tanto con la cepa común como con la cepa Británica.

 

Poco antes, la revista especializada The Lancet -la misma que antes difundió los estudios que comprueban la eficacia de la vacuna Sputnik V-, ya había informado en abril a través de su publicación especializada y de acceso abierto EClinicalMedicine la eficacia del suero equino hiperinmune.

Caballos donantes

Además de salvar vidas humanas, el proceso de producción del medicamento también permite mejorarle la vida a los caballos, porque durante el proceso de donación de plasma viven lo más campantes: la extracción de sangre no les genera el menor sufrimiento, nunca se enferman y reciben una alimentación y control veterinario privilegiados, según estrictos protocolos establecidos por la OMS para la producción de sueros con fines terapéuticos y buenas prácticas de bienestar animal.

El proceso consiste en la inoculación de una proteína del Covid, una pequeña parte extraída del virus que se le inyecta como si fuera una vacuna. El caballo genera en su organismo una respuesta de autodefensa, al igual que los humanos y el resto de los vertebrados, pero con una cantidad y calidad mucho mayor. La metodología es similar a la del plasma de convalecientes, aunque aquél resulta un bien escaso, porque no todos los pacientes recuperados generan anticuerpos, ni en volumen ni en potencia. En cambio, un equino promedio pesa 500 kilos y tiene entre 36 y 40 litros de sangre en su organismo.

Los caballos son de edades variables pero todos mayores de cuatro años, incluyendo yeguas no preñadas. «Tras la inyección se esperan 35 días para que el caballo genere la respuesta inmune necesaria -explica el doctor Santiago Sanguineti -director de negocios de Inmunova-, luego se le extrae sangre en un proceso que dura cinco días y de ella se separa el plasma que contiene los anticuerpos. Después la sangre se le devuelve al animal con todos sus componentes -menos el plasma- para que vuelva a su vida normal pero bajo control estricto sanitario y alimentario, ya que cuanto mejor sea su estado de salud, más anticuerpos producen. Recién treinta días después puede volver al gabinete de extracción para repetir el proceso». Estos anticuerpos luego se purifican para mejorar su perfil inmunológico y de seguridad. Por cada extracción se consiguen tratamientos para aproximadamente 300 pacientes.

extraccion de sangre a dos caballos para la elaboracion de suero equino

La pata humana

Hace décadas que los caballos ponen el cuerpo y la sangre para ayudar en la lucha contra distintas enfermedades, por ejemplo, para la elaboración de la vacuna contra la hepatitis B, la antitetánica, los sueros antiofídicos (contra picaduras de serpientes y alacranes), el botulismo y, últimamente -en una experimentación que había empezado en Marzo de 2020-, contra el síndrome urémico hemolítico (SUH), una enfermedad híper tóxica que afecta a los niños y puede terminar con la muerte. «Precisamente ese fue el punto inicial para el tratamiento anti Covid, ya que en momentos en que apareció la pandemia estábamos en pleno ensayo clínico a partir del suero de caballos para SUH», explicó Vanesa Zylberman, doctora en Biología, investigadora adjunta del CONICET y directora técnica de Inmunova, la compañía argentina que está desarrollando el tratamiento junto con otros organismos, instituciones público-privadas y ministerios.

«El estudio quedó interrumpido, pero ya teníamos un camino recorrido y una certeza en la seguridad en la producción del inmunógeno para modificarlo en función de lograr una terapia pasiva contra el coronavirus -puntualizó Zylberman-. En Abril ya teníamos un lote de proteínas para inocularla en dos caballos, un mes después se recolectó la primera tanda de suero y a partir de Junio ya se estaba iniciando los estudios de fase clínica»

dos ampollas de vidrio con suero equino

Con los lotes de suero listos y con los resultados in vitro favorables, la fase 2/3 del ensayo consistió en el enrolamiento de 242 voluntarios, hombres y mujeres de entre 18 y 79 años, «pacientes con neumonía y un cuadro de la enfermedad de moderada a severa (ni leves ni críticos), que estuvieran dentro de los diez días del inicio de síntomas, hospitalizados y con virus confirmado en sangre«, según puntualizó Sanguineti.
Las pruebas se hicieron en 22 centros sanitarios de todo el país, con reclutamientos por tandas que finalizaron en Octubre de 2020 con los últimos cuatro voluntarios. Los pacientes recibieron una primera infusión endovenosa durante unos 50 minutos y una segunda a las 48 horas.
Al igual que los testeos en vacunas preventivas, se trató de un estudio «doble ciego», esto significa que a la mitad de los pacientes se les inyectó el suero y a la otra mitad un placebo, una substancia sin ningún efecto que en este caso fue solución fisiológica. Ni los médicos ni los pacientes sabían qué se les inyectó, ya que esa información permaneció en secreto hasta que terminó el seguimiento clínico, a principios de Diciembre. Al finalizar el período de 28 días se abrieron los sobres con aquella información clasificada, para comprobar quién había recibido el suero y quién el placebo.
Con las fases terminadas y documentación presentada, la ANMAT aprobó el uso del suero el 22 de diciembre. 

equipo de investigadores de inmunova

Para ganar tiempo, al igual que lo que ocurre con las vacunas, la producción ya se había iniciado mucho antes, a riesgo de tener que ir enteramente a la basura.
Pero eso no pasó.

Este “remedio argentino”, primo hermano del plasma de convalecientes (donado por pacientes curados de Covid), tiene una potencia de entre 50 y 100 veces mayor y una producción que depende básicamente del cuerpo de caballos y yeguas.

Además de los caballos, ese pequeño gran frasquito con tapa azul es un desarrollo totalmente argentino producto de un trabajo de profesionales y firmas con tecnología de punta reconocidas a nivel mundial: Inmunova y mAbxience (Grupo Insud), el Instituto Biológico Argentino, el Instituto Malbrán, el CONICET, la Universidad Nacional de San Martín, las Fundaciones Instituto Leloir y de Nanotecnología, la ANMAT, el Instituto de Virología Doctor José M. Vanella de la Universidad Nacional de Córdoba, la Agencia Nacional de Promoción e Investigación y los ministerios de Producción y Salud de la Nación.

 

 

Texto: Dardo Villafañe
Fotografías: Gentileza prensa Inmunova