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¿Por qué le habrán puesto Pellegrini?

La carrera que goza de mayor consideración en la región lleva el nombre de uno de los hombres más notables de la Generación del ´80. Político, militar, escritor, artista y desde luego, apasionado con los caballos sangre pura de carrera

retrato de carlos pellegrini en revista el mosquito

«La carrera más importante que se disputa en Argentina y probablemente en toda América Latina es el premio internacional Carlos Pellegrini, que tiene lugar en el hipódromo de San Isidro en diciembre. En él compiten los mejores ejemplares argentinos y también brasileños, peruanos, chilenos…Toda una fiesta. Se corre sobre milla y media (2.400 metros), la distancia canónica de las pruebas reinas de este deporte en todo el mundo: el Derby de Epsom y el de Irlanda, el King George de Ascot, el Arco del Triunfo de Longchamp, la Japan Cup de Tokio o la Copa de Oro de San Sebastian. Me estoy refiriendo a las carreras disputadas sobre hierba, que son las únicas que responden auténticamente a la denominación misma (turf, «césped»)». Esta es la postal que pinta del Pellegrini el filósofo y ensayista español Fernando Savater en su libro «A caballo entre milenios» (2001), una obra literaria que combina el artículo periodístico y la reflexión filosófica con su pasión por el turf.

llegada carrera de caballos pellegrini

Parafraseando el «¿Por qué le habrán puesto caballos?» de la viejísima publicidad de Caña Legui, vale preguntarse: «¿Por qué le habrán puesto Pellegrini?» al premio turfístico más importante del país y uno de los principales del mundo. El Hipódromo de San Isidro es propiedad del Jockey Club Argentino, cuyo fundador fue Carlos Pellegrini. Ese premio internacional fue rebautizado en honor al fundador de la asociación civil que convirtió al turf en un espectáculo de multitudes y en una gran industria.

Carlos Enrique Pellegrini Bevans nació en 1846, en pleno rosismo. Como se estilaba en los hijos de la Generación del 80, estudió abogacía, fue militar -llegó a teniente primero en la Guerra del Paraguay- y también se dedicó al periodismo, al traductorado de inglés, y a las artes plásticas, en especial el retratismo.

La veta británica de Pellegrini se reconocía en su apellido materno, Bevans, inmigrante inglesa casada con un ingeniero de origen franco italiano también de nombre Carlos Enrique, contratado por el presidente Rivadavia para construir el puerto de Buenos Aires. Pero también ese acervo estaba presente en el dominio del inglés y de pronunciación, que según relata Felipe Pigna en su sitio El Historiador, «le valdrían entre sus compañeros del Colegio Nacional de Buenos Aires el apodo de ‘el gringo'».

Fue un «político de raza» con una carrera ascendente y casi ininterrumpida. Discípulo del general Julio A. Roca, fue Subsecretario de Hacienda, diputado provincial y nacional por el Partido Autonomista, luego Ministro de Guerra y de Marina, dos veces senador nacional y Vicepresidente de la Nación secundando a Miguel Juárez Celman, cargo que lo condujo a la Presidencia de la República tras la renuncia de este en 1890, como resultado del estallido recordado como la Revolución del Parque.

Durante sus dos años de presidencia tuvo que sanear las arcas públicas devastadas y reorganizar política y económicamente al país. Según cuenta Pigna, su principal condición para asumir fue el cobro de una contribución a banqueros, comerciantes y estancieros por 15 millones de pesos para enfrentar pagos de deuda y la grave crisis heredada.

También reestatizó servicios públicos privatizados por Celman, como las incipientes obras sanitarias, y retomó las obras inconclusas del puerto que su padre había iniciado a partir del proyecto del ingeniero Eduardo Madero. También fundó el Museo Histórico Nacional -luego convertido en Escuela Nacional de Comercio-, inició la construcción del jardín botánico y creó el Banco de la Nación. Pellegrini creía en la enseñanza libre, el rol de la política y el voto universal.

En 1871, en plena pandemia de fiebre amarilla, se casó con Carolina Ignacia Lagos García.

jockey festejando haber ganado la carrera de caballos gran premio pellegrini

Su gestión de gobierno replicó muy fielmente su oratoria parlamentaria. Pigna también extracta uno de sus discursos durante los debates parlamentarios de 1875 referidos al sistema económico que debía imperar: «La agricultura y la ganadería son dos grandes industrias pero ninguna nación ha alcanzado la cumbre de su desarrollo sólo con estas dos. Las industrias que las han llevado al máximo de poder son las fabriles, las primeras en mérito y las últimas que se alcanzan, porque ellas son la más alta expresión del progreso industrial».

Pellegrini fue uno los socios fundadores del Club Industrial Argentino, precursor de la actual Unión Industrial. La torre Carlos Pellegrini, que alojó a esa asociación patronal hasta 2001, fue bautizada en su honor.

Pero no fue su único club. Como buen descendiente británico, Pellegrini era fanático de los caballos y del turf en especial. Fue así que en abril de 1882 funda durante uno de sus viajes diplomáticos el Jockey Club Argentino, una asociación destinada a promover el progreso cultural, económico y educativo. De su origen también participó su amigo y compañero de militancia Miguel Cané, autor de Juvenilia y luego Intendente de la recientemente federalizada Capital.

retrato carlos pellegrini

Un año después de su fundación, el Jockey comenzó a administrar el Hipódromo Argentino de Palermo, que se había creado siete años antes. Allí también aplicó sus ideas modernizantes. Por ejemplo, la implementación del Stud Book, un registro genealógico de los animales de sangre pura introducidos o nacidos en el país, que pronto se aplicarían en todo el territorio nacional. También un conjunto de ambiciosas reformas estructurales en el hipódromo por parte del arquitecto francés Louis Fauré Dujarric inauguradas en 1909.

Carlos Pellegrini murió en 1906, dos años después de dejar su banca como senador, que ocupó por segunda vez desde 1895.

El Gran Premio Internacional Carlos Pellegrini, fue rebautizado en su honor, ya que se venía corriendo como Premio Internacional a secas en el olvidado Hipódromo Nacional de Belgrano, desde su fundación en 1887 en el predio que hoy ocupan el Monumental y el Barrio River.

Producto en buena parte de las reformas de Pellegrini, que mejoró el confort y la capacidad del estadio, el Hipódromo de Belgrano se desactivó y trasladó la carrera al Argentino de Palermo, al menos hasta 1940. Al año siguiente se disputó en el Hipódromo de San Isidro (inaugurado en 1935 por el Jockey Club) hasta 1970 que regresó al Argentino. Y desde 1979 hasta ahora San Isidro es el escenario definitivo del Pellegrini.

El 19 de diciembre se corrió la edición 133° de este GP que desde 1887 emociona a generaciones de argentinos.

 

 

 

Texto: Dardo Villafañe

Fotografías: Gentileza