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Caballos sanadores

Qué es la equinoterapia y porqué es tan necesaria una ley nacional que la regule e incorpore a las obras sociales y prepagas

Se sabe desde la Antigüedad que los caballos son beneficiosos para la salud. Los griegos recomendaban la práctica de la equitación en el tratamiento de ciertas dolencias. Ya en estos tiempos, en la peor pandemia mundial que la humanidad haya padecido, los caballos nos regalaron su sangre hecha remedio para ayudarnos en el combate contra un virus que se resiste a dar tregua (ver “El suero equino ya se aplicó a más de 15.000 pacientes”).

En la lista también se encuentra la equinoterapia, una práctica terapéutica que se vale del caballo como medio para habilitar o rehabilitar funciones desde el plano físico, psíquico, sensorial, cognitivo, emocional, social, comunicacional, etc.

Ofrece un tratamiento integral porque abarca no sólo la problemática puntual a ser tratada, como una discapacidad física, sino que además ejerce efectos beneficiosos en el área psicológica.

Sesión a cargo de Román Martín García

Está dirigida a todas las personas sin límites de edad, con diferentes grados de discapacidad física, psíquica o sensorial (síndrome de Down, autismo, politraumatismos, retraso psicomotor, etc.) y a aquellas con trastornos de tipo psicológico como depresión, ansiedad, fobias y hasta desórdenes alimenticios. También está recomendada para problemas del lenguaje y aprendizaje y es de gran ayuda en casos de reinserción social.

 

 

El poder sanador del caballo está en su andar que es similar al del ser humano: tiene una velocidad de 4,5 km por hora y es en diagonal, es decir, adelanta mano de un lado y pata del otro. El movimiento que realiza el caballo al caminar se transmite al jinete y hace que trabajen sus músculos y articulaciones como si estuviera caminando, lo que es un excelente ejercicio en un proceso de rehabilitación motriz: “Cuando Panchi tenía 2 meses tuvo un paro cardiorrespiratorio del que se salvó de milagro, pero quedó con secuelas neurológicas severas”, relata Elena Cataldi, directora de Equinoterapia del Azul: “Lo increíble fue que, a pesar de que el pronóstico médico advertía que no podría realizar casi ningún movimiento. Hoy, con 21 años, Panchi camina, todo esto gracias a la equinoterapia”.

Elizabeth Espiñeira junto a niños de Aupa

El vínculo afectivo que se establece con el caballo, especialmente en los niños, favorece y estimula distintos aspectos psicológicos y sociales. Y en el plano emocional parece funcionar como un verdadero bálsamo para el alma: “Recuerdo un chico que no relacionaba, que no te miraba a los ojos, que no fijaba la atención, que tenía la vista plana y terminó en la escuela primaria siendo abanderado”, destaca Román Martín García dir. de equinoterapia en Hípico La Paloma y El Campo: “Por supuesto, son un conjunto de terapias las que intervienen, además de la que realizamos nosotros. Es un trabajo mancomunado y en esto la familia tiene un rol fundamental al comprometerse en la continuidad de los tratamientos”.

Elizabeth Espiñeira coordina equinoterapia en AUPA, un centro terapéutico para niños con autismo, y comprueba diariamente los beneficios (resultados) de la actividad: “Muchas veces los concurrentes llegan desregulados y al montar cuando el caballo empieza a moverse automáticamente se calman. O simplemente con estar junto al caballo alcanza para tranquilizarlos. También están mejor predispuestos a hacer actividades que dentro de un aula”.

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A la hora de mejorar la calidad de vida de las personas, la equinoterapia supo dar sobradas muestras de su efectividad tanto en nuestro país como en el extranjero donde es una disciplina establecida hace décadas, principalmente en Europa. Sin embargo, aún no contamos con una ley nacional que regule su funcionamiento y permita el acceso a la terapia a quienes más la necesitan, al incorporarla al PMO (Programa Médico Obligatorio) y poder ser cubierta por las obras sociales y prepagas.

Es por esto que más de 250 centros de equinoterapia de todo el país se reunieron en la Red Argentina de Equinoterapia y presentaron un proyecto de ley en noviembre de 2020 que todavía espera ser tratada en el Congreso: “Argentina se da un mal lujo al no tener su ley de equinoterapia porque tenemos 7 millones de personas con discapacidad, que obviamente es una condición que está siempre latente, nadie está exento”, enfatiza Román Martín García.

En la Provincia de Bs. As. la ley tiene media sanción y en el resto del país solo nueve provincias la aprobaron, situación que favorece a las prepagas y obras sociales que ponen trabas al momento de cubrir la terapia argumentando también la falta de evidencia científica en la efectividad del método terapéutico: “No quieren ver las evidencias, en realidad es un tema económico -explica Verónica Settepassi coordinadora de equinoterapia del Club Hípico Bs. As.- Cada uno de nosotros desde su espacio va construyendo con el ejemplo y demostrando los resultados día a día. Entonces son las mismas familias y los profesionales de la salud quienes empiezan a pedir la terapia y recurren a amparos judiciales que terminan ganado. Esa es la única manera de ganarles, porque en una lucha contra intereses corporativos tan poderosos tenemos todas las de perder”.

 

 

Fotografías: Gentileza Román Martín García, Elizabeth Espiñeira y Verónica Settepassi